Ser más altruista no solo implica compartir la felicidad. Implica conocer a los demás en profundidad, prestarles el tiempo y el espacio suficientes para que se sientan cómodos en nuestra compañía. Pero, ¿qué consejos prácticos hay para fomentar esta sintonía?
Fíjate en las pequeñas cosas
No sirve de nada querer ser extremistas y sacrificarse. Comienza con acciones cotidianas y ordinarias, pequeños gestos simples como ayudar a un vecino, sonreírle a un compañero de trabajo o llamar a un familiar para saber cómo está.
Sonríe a la vida
Estar de buen humor incita al altruismo. Con la mayor frecuencia posible, sonríe y mira todo lo que ocurre a tu alrededor. Se siente bien ver las cosas del lado positivo.
Habla con tus actos
El altruismo es un deseo sincero y feliz de ayudar al prójimo. No pienses en lo que haya ocurrido antes o lo que ocurrirá después, si tu prójimo necesita una mano: alcánzasela.
Agradece lo que tienes
Reflexiona habitualmente, antes de dormir por ejemplo, sobre las cosas que otras personas han hecho durante ese día por ti y que te han complacido. La gratitud no solo te brinda bienestar, también te impulsa a regresar todos estos actos de amabilidad y ser altruista.
Haz de ello una decisión personal
Si quieres ser altruista, es porque te nace del corazón. Tus actos solo deben gratificarte a ti. Recuerda que el reconocimiento o los favores no son actos de altruismo, el apoyo incondicional sí lo es.
“No esperes a que te pidan ayuda para ayudar; no esperes a que te lo agradezcan para continuar ayudando”
Dale todo el valor que tiene
El altruismo tiene efectos positivos en muchos sentidos. Beneficia a quienes reciben las ayudas, te beneficia a ti por la satisfacción de sentirte útil a alguien y beneficia al mundo entero, pues cada acto de altruismo ayuda a construir una sociedad más consiente.
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